martes, 27 de marzo de 2012

LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.

TOPICO GENERADOR ¿QUÉ INCIDENCIA TUVO LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA EN EL AUGE DEL NAZISMO Y EL FASCISMO  SOBRE LAS CAUSAS QUE DESATARON EL CONFLICTO MUNDIAL?

ACTIVIDADES.

1. Realice un cuadro comparativo sobre los principales protagonistas de la Segunda Guerra Mundial que aparecen a continuación.

Adolf Hitler
Adolf Hitler (1889-1945), político alemán de origen austriaco, uno de los dictadores más poderosos del siglo XX, que transformó Alemania militarizando completamente su sociedad y llevó al país así como al resto del mundo a la II Guerra Mundial. Utilizó el antisemitismo como piedra angular de su propaganda y su política para hacer del partido nazi un movimiento de masas. La mayor parte de Europa y el norte de África estuvieron bajo su dominio durante algún tiempo. Fue el responsable de la ejecución de millones de judíos y de miembros de otros pueblos a los que consideraba seres inferiores.
Su juventud y sus comienzos en la política
Hitler nació en Braunau am Inn (Austria) el 20 de abril de 1889 y era hijo de un modesto funcionario de aduanas y de una campesina. Fue un estudiante mediocre y jamás llegó a finalizar la enseñanza secundaria. Solicitó el ingreso en la Academia de Bellas Artes de Viena, pero no fue admitido por carecer de talento. Permaneció en esa ciudad hasta 1913, donde vivió gracias a una pensión de orfandad, y más tarde comenzó a obtener algunos ingresos de los cuadros que pintaba. Leía con voracidad obras que alimentaban tanto sus convicciones antisemitas y antidemocráticas como su admiración por el individualismo y el desprecio por las masas.
Hitler se encontraba en Munich cuando comenzó la I Guerra Mundial y se alistó como voluntario en el Ejército bávaro. Demostró ser un soldado entregado y valiente, pero la más alta graduación que consiguió fue la de cabo, debido a que sus superiores consideraban que carecía de dotes de mando. Tras la derrota de Alemania en 1918, regresó a Munich y permaneció en el Ejército hasta 1920. Fue nombrado oficial de instrucción y se le asignó la tarea de inmunizar a los soldados a su cargo contra las ideas pacifistas y democráticas. Se unió al Partido Obrero Alemán, de signo nacionalista, en septiembre de 1919, y en abril de 1920 le dedicaba ya todo su tiempo. En esa época, había sido rebautizado como Partido Nacionalsocialista Alemán del Trabajo (conocido abreviadamente como partido nazi) y Hitler fue elegido en 1921 su presidente (Führer) con poderes dictatoriales.

El ascenso al poder
Hitler difundió su doctrina de odio racial y desprecio por la democracia en los numerosos mítines que organizó y, mientras tanto, las organizaciones paramilitares del partido aterrorizaban a sus enemigos políticos. No tardó en convertirse en una figura clave de la política de Baviera gracias a la colaboración de oficiales de alta graduación y empresarios adinerados. En noviembre de 1923, un momento de caos político y económico, encabezó una rebelión (putsch) en Munich contra la República de Weimar, en la cual se autoproclamó canciller de un nuevo régimen autoritario. No obstante, el conocido como putsch de Munich fracasó por falta de apoyo militar.
Hitler fue sentenciado a cinco años de prisión como líder del intento de golpe de Estado, y dedicó los ocho meses de condena que cumplió a redactar su autobiografía: Mein Kampf (Mi lucha). Fue liberado como consecuencia de una amnistía general en diciembre de 1924, y reconstruyó su partido sin que ninguno de los representantes del gobierno al que había intentado derrocar pretendiera impedirlo. Durante la crisis económica de 1929, muchos alemanes aceptaron su teoría que la explicaba como una conspiración de judíos y comunistas. Hitler consiguió atraer el voto de millones de ciudadanos prometiendo reconstruir una Alemania fuerte, crear más puestos de trabajo y devolver la gloria nacional. La representación del partido nazi en el Reichstag (Parlamento) pasó de 12 diputados en 1928 a 107 en 1930.
El partido continuó creciendo durante los dos años siguientes, aprovechando la situación creada por el aumento del desempleo, el temor al comunismo y la falta de decisión de los rivales políticos del Führer frente a su confianza en sí mismo. Sin embargo, cuando Hitler fue nombrado canciller en enero de 1933, los grandes empresarios esperaban poder controlarle con facilidad.

El Dictador de Alemania
Pese a lo previsto por el poder económico, una vez que Hitler accedió a la jefatura del gobierno, no tardó en autoproclamarse dictador de la nación, acumulando la presidencia del Reich y de la cancillería con el título de Reichsführer. Miles de ciudadanos contrarios al partido nazi fueron enviados a campos de concentración y se eliminó cualquier asomo de oposición. Su mayoría parlamentaria le permitió aprobar una ley que transfería al partido nazi el control de la burocracia y del sistema judicial, reemplazaba los sindicatos por un Frente del Trabajo alemán dirigido también por los nazis y prohibía todos los partidos políticos excepto el Nacionalsocialista. Las autoridades nazis tomaron el control de la economía, los medios de comunicación y todas las actividades culturales haciendo depender los puestos de trabajo de la lealtad a su ideología.
Hitler contaba con su policía secreta, la Gestapo, y con las cárceles y campos de concentración para intimidar a sus oponentes, aunque la mayoría de los alemanes le apoyaban con entusiasmo. El avance de la industria armamentística acabó con el desempleo, los trabajadores se vieron atraídos por un ambicioso programa de ocio y los éxitos alcanzados en política exterior impresionaron a la nación. De este modo, Hitler consiguió moldear al pueblo alemán hasta convertirle en la herramienta flexible que necesitaba para establecer el dominio de Alemania sobre Europa y otras partes del mundo. El dictador impuso su propio y brutal código moral tras desacreditar el poder de las autoridades eclesiásticas, acusándolas de corrupción e inmoralidad. Ridiculizó el concepto de igualdad entre los seres humanos y reivindicó la superioridad racial de los alemanes. Puesto que se consideraban miembros de una raza superior, creían tener derecho a dominar a todas las naciones a las que habían sometido. La creciente e implacable persecución contra los judíos tenía como objetivo familiarizar a los alemanes con esta tarea.
Hitler, resuelto a emprender la creación de su imperio, inició el rearme de Alemania en 1935 (en contra de lo acordado en el Tratado de Versalles que había puesto fin a la I Guerra Mundial en lo referente a la derrotada Alemania), envió tropas a la región desmilitarizada de Renania en 1936, y anexionó Austria y los Sudetes en 1938. El resto del territorio checoslovaco quedó bajo control alemán en marzo de 1939. También acudió en ayuda de las tropas rebeldes de la Guerra Civil española (1936-1939), encabezadas por Francisco Franco. Ninguno de los líderes de otros países se opusieron a estas acciones, desconcertados ante la estrategia de Hitler y ante el temor de que se produjera una nueva guerra.

La II Guerra Mundial
Hitler era consciente de que cualquier otra acción podría provocar un conflicto europeo, y no vaciló en preparar a Alemania para una lucha que, a su juicio, fortalecería la moral del país. Firmó el pacto de neutralidad Germano-soviético con la promesa de que cedería a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) una parte del territorio de Polonia cuando esta nación fuera derrotada, para lo cual la atacó en septiembre de 1939. Los polacos fueron sometidos con rapidez y sus aliados, los británicos y los franceses, que habían declarado la guerra a Alemania, no pudieron hacer nada para ayudarles. Las fuerzas de Hitler invadieron Dinamarca y Noruega en la primavera de 1940 y, pocas semanas después, vencieron a las tropas de los Países Bajos, Bélgica y Francia. La derrota de Gran Bretaña pudo evitarse gracias a la intervención de las Fuerzas Aéreas Reales (RAF), que rechazaron a la Luftwaffe (fuerzas aéreas alemanas).
Hitler, dejándose llevar por su ambición y su odio al comunismo, volvió su atención hacia la Unión Soviética. Su primer paso fue conquistar la península Balcánica para proteger este flanco. La invasión de la URSS, que comenzó en junio de 1941, no tardó en llevar a los ejércitos alemanes a las puertas de Moscú pero los rusos les obligaron a retroceder en diciembre, precisamente cuando Estados Unidos decidió intervenir en el conflicto. Fue en ese momento cuando Hitler se dio cuenta de que la guerra estaba perdida desde el punto de vista militar, pero decidió continuar con la esperanza de que alguna nueva arma invencible o alguna maniobra política milagrosa pudiera salvar la situación.
A medida que transcurría el tiempo, la derrota se hacía más inevitable, pero Hitler continuaba negándose a capitular ante la creencia de que Alemania no merecía sobrevivir por no haber conseguido cumplir su misión. Por otro lado, el plan destinado a exterminar a los judíos seguía su marcha durante todo este periodo, y los innumerables trenes que transportaban a los millones de prisioneros a los campos de concentración representaban una lacra para el esfuerzo económico de la guerra. En julio de 1944, un grupo de oficiales organizó una conspiración para asesinar a Hitler y poner fin a la contienda, pero el plan fracasó. Finalmente, dejando tras de sí a una Alemania invadida y derrotada, Hitler se suicidó en su búnker de Berlín el 30 de abril de 1945, junto con la que había sido durante largo tiempo su compañera, Eva Braun, con la que había contraído matrimonio el día anterior.
Hitler poseía una personalidad carismática y una arrolladora energía. Su legado fue solamente un rastro de destrucción total y ninguna de las instituciones u organizaciones que creó ha perdurado.



Joseph Stalin
Stalin (1879-1953), político soviético de origen georgiano, moldeó los rasgos que caracterizaron al régimen de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URRS), Estado del que fue su máximo dirigente (1929-1953), y configuró más que ningún otro gobernante la Europa posterior a la II Guerra Mundial.
Iósiv Visariónovich Dzhugachvili (su verdadero nombre y que 1910 adoptó el apodo de Stalin, que en español significa "Acero") nació el 21 de diciembre de 1879, en Gori (Georgia). Sus padres eran campesinos georgianos y no hablaban ruso, pero Stalin fue obligado a aprenderlo cuando asistió a la escuela religiosa de Gori (1888-1894), centro en el que obtuvo una beca para acudir al seminario ortodoxo de la capital georgiana, Tbilisi.
Mientras estudiaba teología, Stalin leyó, entre otras obras, Das Kapital (El Capital) de Karl Marx y pronto adoptó el marxismo ruso como forma de pensamiento. Fue expulsado del seminario en diciembre de 1899, días antes de cumplir 20 años de edad.
Se afilió al Partido Obrero Socialdemócrata Ruso en 1899 y actuó como propagandista entre los trabajadores de los ferrocarriles de Tbilisi. La policía le detuvo en 1902. Arrestado en Batum, estuvo más de un año en prisión antes de ser exiliado a Siberia, de donde escapó en 1904. Fue la primera de las ocho detenciones que sufrió bajo el régimen zarista; la última se produjo en 1913 y duró hasta 1917.
A su regreso de Siberia en 1904 Stalin se casó con Yekaterina Svanidze, que murió en 1910. Su segunda esposa, Nadezhda Alliluyeva, con la que había contraído matrimonio en el año 1919, se suicidó en 1932.
Durante los últimos años del régimen zarista (1905-1917) Stalin apoyó siempre a la facción bolchevique del partido, pero su contribución fue más pragmática que teórica. Así, en 1907, ayudó a organizar un atraco a un banco de Tbilisi para "expropiar" sumas de dinero. Lenin le nombró en 1912 miembro del Comité Central del partido. Al año siguiente, editó, por poco tiempo, el recién creado periódico del partido, Pravda (Verdad) y, a petición de Lenin, escribió su primera gran obra, El marxismo y la cuestión nacional. Sin embargo, antes de que se publicara (1914), fue deportado a Siberia.
Tras la revolución de marzo de 1917 (febrero según el calendario juliano), Stalin regresó a San Petersburgo, donde reanudó la publicación de Pravda. Junto a Liev Kámenev, controló las decisiones del partido en la capital antes del regreso de Lenin en abril. Ambos propugnaron una política de moderación y cooperación con el gobierno provisional.
Dada su categoría de bolchevique experto en nacionalismo, Lenin le escogió como comisario del pueblo para las Nacionalidades tras la revolución de noviembre (octubre según el calendario juliano). Junto a Yákov Mijáilovich Sverdlov y Liev Trotski, asesoró a Lenin durante los primeros y difíciles momentos de la guerra civil que siguió a la Revolución Rusa. Stalin participó en esa guerra como comandante en varios frentes. Reforzó su posición en el seno del partido por su obstinado trabajo de organización y dedicación a las tareas administrativas del mismo. Fue comisario del pueblo para el Control del Estado entre los años 1919 y 1923, y, lo más importante, se convirtió en secretario general del partido en 1922. Desde entonces surgieron las diferencias de opinión con Lenin, el cual en su testamento político aconsejó el cese como secretario general de Stalin, por lo que éste ocultó dicho documento.
Tras la muerte de Lenin, Stalin se unió a Grígori Zinóviev y a Kámenev para, los tres juntos, gobernar el país. Con esos aliados temporales, Stalin actuó contra su gran rival Trotski, principal candidato para suceder a Lenin y cuya teoría de la revolución permanente contrastaba con la opinión del triunvirato que defendía "la construcción del socialismo en un sólo país". Una vez eliminada la amenaza de Trotski, Stalin giró de nuevo, alineándose con Nikolái Bujarin y Alexéi Ivánovich Ríkov en contra de sus antiguos compañeros. En respuesta, Trotski, Zinóviev y Kámenev desafiaron la autoridad de Stalin al considerase como la "oposición de izquierdas". Stalin venció a todos sus rivales gracias a una hábil manipulación y utilización de los órganos del partido y del Estado, y en 1929, ya había consolidado su posición como reconocido sucesor de Lenin y reforzado su poder como líder único de la Unión Soviética.
Ante el descenso de la productividad agraria a finales de la década de 1920, Stalin reaccionó con el abandono de la NEP (Nueva Política Económica) y el inicio en 1929 de un programa de colectivización acelerada, dirigida contra los kulaks (campesinos propietarios). Millones de kulaks fueron deportados y miles de ellos murieron durante la aplicación de esta política que fue especialmente dura en regiones como Ucrania. El proceso de industrialización desarrollado durante la década de 1930 tuvo mucho más éxito. Elevó a la atrasada URSS al nivel de otras potencias industriales.
A mediados de la década de 1930 Stalin inició una gran campaña de terror político. Las purgas, los arrestos y las deportaciones a los campos de trabajo afectaron a gran parte de la población de la URSS. Sus antiguos rivales, Zinóviev, Kámenev y Bujarin admitieron durante una serie de juicios multitudinarios y con muy pocas garantías las acusaciones de crímenes contra el Estado y fueron condenados a muerte. Un número indeterminado de dirigentes del partido y del Ejército desaparecieron durante este periodo, lo que despejó el camino a una nueva generación en la que se encontraban futuros dirigentes como Nikita Jruschov y Leonid Brezhnev. La dictadura del proletariado se había convertido en la dictadura de la burocracia del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y del propio Stalin; el temor inspirado por la policía secreta política formaba parte esencial del régimen.
Pese al Pacto Germano-soviético de 1939, las tropas alemanas invadieron la Unión Soviética en junio de 1941 durante la II Guerra Mundial. El Ejército soviético (el Ejército Rojo) se encontraba muy debilitado por las purgas políticas de la década de 1930. Stalin dirigió personalmente la guerra contra la Alemania nazi y, tras la victoria soviética en la batalla de Stalingrado, se convirtió en uno de los líderes mundiales.
Stalin participó en las conferencias de Teherán (1943), Yalta (1945) y Potsdam (1945), en las que logró el reconocimiento internacional de una esfera de influencia soviética en la Europa del Este. Acabada la guerra, extendió el dominio comunista sobre la mayor parte de los países liberados por el Ejército soviético, en los que se establecieron las denominadas democracias populares, uno de los elementos que propició el inicio de la Guerra fría. En enero de 1953 ordenó la detención de numerosos doctores en medicina de Moscú, principalmente judíos, acusándoles de asesinatos médicos y de conspiración contra el Estado. El llamado "complot de las blusas blancas" parecía presagiar una nueva purga, que sólo evitó el repentino fallecimiento de Stalin el 5 de marzo de 1953 en Moscú.
Stalin ha pasado de ser considerado un mito del socialismo internacional a estar incluido en la nómina de dictadores irracionales del siglo XX. No en vano se conoce como estalinismo al régimen político caracterizado por el rígido autoritarismo comunista. Tres años después de su muerte, el XX Congreso del PCUS denunció a Stalin y comenzó el denominado proceso de desestalinización.


Benito Mussolini

Benito Mussolini (1883-1945), político italiano, jefe de gobierno y dictador (1922-1943), fundador del fascismo, llevó a Italia a su desastrosa intervención en la II Guerra Mundial junto al III Reich.
Nació en Dovia di Predappio (provincia de Forlì) el 29 de julio de 1883, y era hijo de un herrero que le vinculó desde su juventud al socialismo. Militante del Partido Socialista Italiano (PSI) a partir de 1900, un año después obtuvo el título de maestro de escuela, pero en 1902 huyó a Suiza para evitar cumplir el servicio militar. Regresó a su país en 1904 y se dedicó a la enseñanza durante cinco años, periodo tras el cual se instaló en Trento para trabajar como periodista, llegando a dirigir un semanario (L'avvenire del Lavoratore). Contrajo matrimonio con Rachele Guidi en 1910, unión de la cual nacerían cinco hijos. De regreso a su provincia natal, en concreto a la capital, Forlì, pasó a dirigir la federación socialista provincial, así como el semanario La Lotta di Classe.
En 1911 sufrió cinco meses de cárcel acusado de encabezar en la región de Emilia-Romaña una violenta protesta contra la Guerra Ítalo-turca por la posesión de Libia. Convertido en uno de los principales dirigentes del ala revolucionaria socialista, en diciembre de 1912 fue nombrado director de Avanti!, el diario oficial del PSI con sede en Milán. En los momentos previos al estallido de la I Guerra Mundial en 1914, la reacción inicial de Mussolini fue denunciar el carácter imperialista del conflicto desde una posición neutralista, pero no tardó en cambiar de opinión y reclamar la intervención de Italia en apoyo de los aliados.
Fue expulsado del PSI y de la dirección de Avanti! por su defensa de la participación italiana en la guerra y fundó en octubre de 1914 su propio diario en Milán, IL Popolo d'Italia, desde el cual defendió su postura respecto al conflicto mundial. Una vez que Italia declaró la guerra a los Imperios Centrales a partir de mayo de 1915, se enroló en septiembre de ese año como voluntario y combatió en la I Guerra Mundial hasta que en febrero de 1917 resultó herido.
El ascenso al poder del Fascismo
En el turbulento ambiente del Milán de la posguerra, Mussolini fundó los Fascios Italianos de Combate en marzo de 1919. Este movimiento de carácter nacionalista, antiliberal y antisocialista consiguió el apoyo de amplias capas de la sociedad al defender determinadas exigencias obreras, como la jornada laboral de ocho horas. Tomó su nombre de las fasces, un símbolo de la autoridad en la antigua Roma. Su actividad se extendió por las zonas rurales, donde los miembros de las paramilitares Milicias Voluntarias para la Seguridad Nacional, más conocidos como Camisas negras, conseguían el respaldo de los terratenientes mientras atacaban a las ligas de campesinos y a las asociaciones socialistas. En un alarde de oportunismo, el fascismo abandonó su talante republicano para ganarse la confianza no sólo de los grandes propietarios agrarios e industriales sino también del Ejército y de la propia monarquía.
El 7 de noviembre de 1921 fundó el Partido Nacional Fascista, que supuso de alguna manera la sustitución del programa social como elemento fundamental de su ideario político para poner en el centro de éste la oposición radical al socialismo y al sistema parlamentario. Tras su fracaso electoral de 1919, Mussolini se presentó candidato a las elecciones parlamentarias de 1921 y resultó elegido diputado.
El 29 de octubre de 1922, un día después de que los fascistas realizaran la denominada marcha sobre Roma, el rey Víctor Manuel III encargó a Mussolini la formación de un nuevo gobierno al nombrarle primer ministro (presidente del Consejo de Ministros). En 1925, el Duce (voz italiana que, en español, significa "jefe", y título adoptado por Mussolini hacia 1924) había transformado el país en un régimen totalitario de partido único basado en el poder del Gran Consejo Fascista (órgano creado en diciembre de 1922 pero institucionalizado seis años más tarde), respaldado por las Milicias Voluntarias para la Seguridad Nacional.
El nuevo entramado político culminó con la definitiva supresión del sistema liberal parlamentario, y la creación en enero de 1939 de la Cámara de los Fascios y de las Corporaciones, con un mero carácter consultivo. Dentro del nuevo Estado corporativo, los empresarios y los trabajadores se organizaban en grupos controlados por el partido que representaban a los distintos sectores de la economía. Se mantuvo el sistema capitalista y se incrementaron los servicios sociales, pero se abolieron los sindicatos independientes y el derecho a la huelga. Uno de los legados perdurables del fascismo fue la creación de un sistema de holdings industriales financiado por el Estado. De otro lado, los Pactos de Letrán, firmados con el Papado en febrero de 1929, terminaron con el conflicto que había enfrentado a la Iglesia y al reino de Italia desde 1870 y supusieron la creación de un nuevo Estado, la Ciudad del Vaticano.
Mussolini adoptó una política exterior agresiva ya desde 1923, cuando envió sin éxito fuerzas militares para invadir la isla griega de Corfú. Años después contravino las recomendaciones de la Sociedad de Naciones e inició la conquista de Abisinia (en términos generales, la actual Etiopía) en octubre de 1935, ganándose así la aclamación de casi todos los sectores de la sociedad italiana, especialmente cuando sus tropas entraron en la capital de aquélla, Addis Abeba, el 5 de mayo del año siguiente. El dictador culminó el colonialismo italiano, iniciado a finales del siglo XIX, mediante la instauración en mayo de 1936 del África Oriental Italiana, que significó la proclamación imperial del rey Víctor Manuel III. No obstante, la popularidad del Duce disminuyó cuando adoptó una serie de medidas, entre las que cabe destacar las siguientes: el envío de tropas para apoyar al general Francisco Franco durante la Guerra Civil española (1936-1939); la alianza con el dictador nacionalsocialista alemán Adolf Hitler mediante la formación en 1936 del Eje Roma-Berlín, que culminó con el denominado Pacto de Acero entre ambos estados, acordado en mayo de 1939; la promulgación de leyes contra los judíos y la invasión de Albania, que, llevada a cabo en abril de ese último año, supuso la entronización de Víctor Manuel III como rey de ese país.
Ejerció una notable influencia sobre los políticos españoles más conservadores. En 1923, al llegar al poder tras un golpe de Estado, el general y dictador Miguel Primo de Rivera trató de imitar a Mussolini e implantó soluciones e instituciones de carácter fascista hasta su caída en 1930. Posteriormente, partidos políticos de derechas, una vez implantada la II República española, enviaron emisarios al dictador italiano para buscar su apoyo en los planes que estaban preparando con el objeto de levantarse contra el régimen republicano. La subsiguiente sublevación encabezada por el general Francisco Franco se inició en julio de 1936 y Mussolini apoyó decisivamente a los rebeldes, enviando poco después a España tropas en su ayuda.
La II Guerra Mundial
Mussolini consideró que el Ejército italiano no estaba preparado cuando tuvo lugar el inicio de la II Guerra Mundial en septiembre de 1939. Hasta que las tropas alemanas invadieron Francia en junio de 1940, no se decidió a entrar en el conflicto y hacer cumplir los acuerdos a que le obligaba su pertenencia al Eje. Italia luchó contra los británicos en África, invadió Grecia, se unió a los ejércitos alemanes en el reparto de las áreas de influencia en el territorio yugoslavo y en la invasión de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y, finalmente, en diciembre de 1941 declaró la guerra a Estados Unidos.
Tras el incremento del control alemán sobre el régimen fascista italiano y las múltiples derrotas que sufrieron los ejércitos del Duce en dichas operaciones bélicas, el Gran Consejo Fascista le retiró su confianza y destituyó el 25 de julio de 1943. Víctor Manuel III, que nombró en su lugar al mariscal Pietro Badoglio, ordenó su detención al día siguiente. En el mes de septiembre el nuevo primer ministro firmó un armisticio con los aliados, que habían invadido el sur de Italia. Sin embargo, los alemanes liberaron ese mismo mes a Mussolini, que proclamó la República Social Italiana, efímero régimen colaboracionista radicado en Salò (en la orilla occidental del lago de Garda, situado en el norte italiano) y que sólo subsistió por la protección alemana.
Durante los últimos días de la guerra en Europa, el ex dictador intentó huir a Suiza con su amante, Clara Petacci, pero ambos fueron capturados en Dongo por partisanos italianos, quienes les fusilaron en Giulino di Mezzegra (en las proximidades del lago de Como, en la provincia de Como) el 28 de abril de 1945 por orden del Comité de Liberación Nacional. Los cadáveres de ambos fueron expuestos públicamente a continuación en las calles de Milán.



 
Franklin Delano Roosevelt (1882-1945), político estadounidense, presidente de Estados Unidos (1933-1945), el único elegido cuatro veces consecutivas; su programa, conocido como el New Deal, fue una respuesta a la Gran Depresión que convirtió al gobierno de su país en instrumento activo de cambio económico y social en contraste con su tradicional papel pasivo; durante la II Guerra Mundial, llegó a significados acuerdos con el resto de los aliados para derrotar a las potencias del Eje y establecer una organización internacional que gestionara la paz posterior.
Nacido el 30 de enero de 1882 en la localidad de Hyde Park, perteneciente al condado de Dutchess (estado de Nueva York), en el seno de una familia acomodada, era primo lejano de quien se convertiría asimismo en presidente estadounidense y premio Nobel de la Paz, Theodore Roosevelt.
Su formación comenzó en una selecta institución de enseñanza privada, la Groton School de Massachusetts. Tras graduarse en la Universidad de Harvard en 1904, asistió a la Facultad de Derecho de la Universidad de Columbia y comenzó a ejercer la abogacía en la ciudad de Nueva York en 1907, dos años después de contraer matrimonio con una sobrina de Theodore, Eleanor Roosevelt.

Comienzos de su carrera política
Como miembro del Partido Demócrata, la carrera política de Franklin Delano Roosevelt empezó con su elección para el Senado del estado de Nueva York en 1910. Su apoyo a la candidatura presidencial del también demócrata Thomas Woodrow Wilson en 1912 le valió la designación como secretario adjunto de la Armada en el gobierno de éste, cargo que ejerció desde 1913 hasta 1920, periodo durante el cual tuvo lugar la participación estadounidense en la I Guerra Mundial, entre 1917 y 1918. Nominado para la vicepresidencia en la candidatura demócrata de 1920, liderada por James Cox, no obtuvo tal cargo por la victoria del republicano Warren G. Harding en los comicios celebrados ese año.
Roosevelt sufrió un ataque de poliomielitis en 1921, pese a lo cual aceptó presentarse siete años más tarde como candidato para gobernador de Nueva York, en el marco de una estrategia electoral demócrata dirigida a aprovechar su prestigio en el norte para que el candidato presidencial, Alfred Smith, ganara el voto de ese estado. Aunque Roosevelt resultó elegido gobernador de Nueva York en 1928, Smith fue derrotado en las elecciones presidenciales de ese año por el republicano Herbert Clark Hoover.
Durante sus dos mandatos como gobernador de Nueva York (1929-1933), Roosevelt cimentó su reputación progresista gracias a su apoyo a los empobrecidos agricultores del norte. Cuando en el año de inicio de su cargo neoyorquino comenzó la Gran Depresión, intentó extender la protección del gobierno del estado a la población urbana a través de la Temporary Emergency Relief Administration (Agencia de Socorro en Emergencias Temporales). Comoquiera que la crisis económica se agudizó, reunió al denominado Brain Trust (un grupo de profesores de la Universidad de Columbia que colaboraría más tarde en su asesoramiento para aplicar el New Deal) con el objeto de elaborar un programa global que diseñara soluciones para la Gran Depresión.
Roosevelt ganó la nominación del Partido Demócrata a la presidencia, lo que le permitió derrotar fácilmente a Hoover en las elecciones celebradas en 1932.

Presidente
Su promesa electoral de "un nuevo reparto para el pueblo estadounidense" fue un presagio de la innovadora prolongación del poder federal a la vida cotidiana del país, desde que en marzo de 1933 accediera a la presidencia.
El esfuerzo por restaurar la prosperidad
Sus tres primeros meses en el cargo estuvieron marcados por una legislación promovida desde el poder ejecutivo, encabezado por él mismo. En una época de alarmante desempleo, con la bolsa de valores hundida, miles de bancos inmersos en procesos de quiebra y los precios de los productos agrícolas por debajo del coste de producción, el Congreso aprobó a petición de Roosevelt una serie de medidas de emergencia destinadas a proporcionar liquidez a las instituciones bancarias, tales como el abandono del patrón oro en 1933 o la devaluación del dólar un año más tarde.
Aparte de las medidas de socorro, como la creación de la Works Progress Administration (Agencia para la Mejora del Trabajo), el New Deal (nombre de la política económica y social aplicada por Roosevelt, que ha sido traducida al español como "Nuevo Reparto", pero también como "Nuevo Trato") apuntaba a la búsqueda de soluciones a largo plazo para los problemas derivados de la I Guerra Mundial. El hundimiento de la agricultura como consecuencia del exceso de producción había comenzado en 1921, haciendo que millones de agricultores emigraran a las ciudades a lo largo de esa década. Roosevelt consideraba que ésta era la principal causa del colapso económico producido en 1929 y respondió con un amplio programa agrario respaldado por la Agricultural Adjustment Act (Ley de Regulación o Adaptación Agrícola) de 1933, aplicada por su secretario (ministro) de Agricultura y futuro vicepresidente suyo, Henry Agard Wallace. Esta legislación introdujo controles de producción para equilibrar la oferta y la demanda, facilitó la reforestación y conservación de espacios naturales y proporcionó subvenciones para poder restringir la producción agrícola.
El programa de la Tennessee Valley Authority (Autoridad del Valle del Tennessee), elaborado en 1933, establecía la construcción de presas para generar energía eléctrica, controlar el agua y mejorar las técnicas agrarias y de navegación fluvial, pero también asumía la creación de hospitales y escuelas. Las nuevas industrias, atraídas por el bajo costo de la electricidad y mano de obra, diversificaron la economía sureña y beneficiaron a un área empobrecida hasta entonces.

La Coalición del New Deal
La política del New Deal atrajo hasta el Partido Demócrata a la población negra y a otras minorías urbanas, así como al movimiento laborista, formándose la llamada Coalición del New Deal. La National Industrial Recovery Act (NIRA, Ley de Recuperación Industrial Nacional) de 1933 pretendió aplicar un esquema de estabilización industrial diseñado para mantener los precios y promover la formación de sindicatos. La estricta regulación de la emisión de valores bursátiles, reforzada por la Securities and Exchange Commission (Comisión de Bolsa y Valores), aumentó aún más la oposición de los empresarios. Por contra, los beneficios generados por la Social Security Act (Ley de Seguridad Social) de 1935, por la legislación del seguro de desempleo y por la Ley de Normalización del Trabajo de 1938 le otorgó el apoyo incondicional de la clase obrera.
Ese conjunto legislativo ha sido considerado como el comienzo del Estado de bienestar en Estados Unidos. No obstante, en 1935 y 1936 el Tribunal Supremo de Estados Unidos, compuesto en su mayoría por miembros conservadores, declaró inconstitucionales las disposiciones de la NIRA y de la Ley de Regulación o Adaptación Agrícola.

Reelecciones
Tras derrotar al candidato republicano Alfred M. Landon y ser reelegido presidente en la cita electoral de 1936, Roosevelt trató de neutralizar al Tribunal Supremo mediante su reorganización. También hubo de afrontar la oposición al New Deal generada en el Congreso por parte de una coalición de demócratas conservadores y republicanos.
La inminencia de la II Guerra Mundial, seguida de la participación de Estados Unidos en la misma, desviaron a partir del final de la década de 1930 la atención de la política interior del presidente e hicieron posible su reelección frente a los candidatos republicanos Wendell L. Willkie y Thomas Edmund Dewey, en 1940 y 1944, respectivamente.

Política exterior antes de la guerra
El cargo de secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) fue desempeñado durante los tres primeros mandatos de Roosevelt por Cordell Hull. Uno de los actos más importantes de su primer año presidencial fue el reconocimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Aunque había apoyado en su momento al entonces presidente Thomas Woodrow Wilson, Roosevelt abandonó las ideas de éste relativas a la mayor participación estadounidense en las relaciones internacionales y el país retornó así a su tradicional aislacionismo. No obstante, a finales de la década de 1930, espoleado por la agresiva actitud del dictador alemán Adolf Hitler en Europa y por el expansionismo japonés en el océano Pacífico, impulsó a Estados Unidos para que se implicara de nuevo en los asuntos internacionales. Sin embargo, se vio frenado por el fuerte sentimiento aislacionista de los votantes y por la actividad del Congreso, que aprobó una serie de leyes de neutralidad destinadas a evitar la entrada de Estados Unidos en la II Guerra Mundial.
Roosevelt hizo prevalecer su postura cuando, alarmado por la ocupación de Francia por parte de Alemania en 1940, el Congreso aprobó al año siguiente la denominada Lend-Lease Act (Ley de Préstamo y Arriendo) para ayudar a Gran Bretaña en su resistencia contra los bombardeos germanos. Dicha norma jurídica, creada para proveer de recursos a los países atacados por las potencias del Eje, fue aplicada a su vez a la URSS, después de que en junio de 1941 ésta fuera invadida por los ejércitos alemanes. El ataque japonés a la base estadounidense de Pearl Harbor (Hawai) el 7 de diciembre de 1941 hizo que Estados Unidos entrara al día siguiente en el conflicto, alineándose junto a Gran Bretaña y la URSS, tras la aprobación por parte del Congreso de la declaración de guerra a Japón solicitada por el propio Roosevelt.
Por lo que se refiere a la actitud de su administración ante los demás países del continente americano en esta primera fase de su actividad exterior, el presidente formuló su intención de aplicar una "política de buena vecindad". Expresados estos deseos en la reunión panamericana celebrada en Montevideo (1933), y confirmados en la que tuvo lugar en Buenos Aires (1936), los principios de cooperación económica y política entre Estados Unidos y las naciones latinoamericanas se hicieron realidad cuando Roosevelt reconoció la soberanía de Cuba (1934) y Panamá (1936), así como al ordenar la retirada estadounidense de Nicaragua (1933) y Haití (1934).

La II Guerra Mundial
Junto con el primer ministro británico, Winston Churchill, firmó en agosto de 1941 una decisiva declaración conjunta que pasó a ser conocida como la Carta del Atlántico. En enero de 1943, reunidos ambos en la ciudad marroquí de Casablanca, insistieron en la rendición incondicional del Eje para evitar un futuro resurgimiento militar de las potencias que lo componían. En la Conferencia de Quebec (agosto de 1943) se planificó la posible invasión de la región francesa de Normandía, en manos alemanas. En Moscú (octubre de 1943) los ministros de Asuntos Exteriores de los países aliados aprobaron la creación de una organización internacional que asegurara la paz mundial tras la guerra. La estrategia militar y el problema de la ordenación territorial de la posguerra se trataron en la Conferencia de Teherán (noviembre-diciembre de 1943), donde se acordó la definitiva invasión del norte de Francia, y en una reunión celebrada en Quebec (septiembre de 1944).
Finalmente, en la Conferencia de Yalta (febrero de 1945), Roosevelt, Churchill y el máximo dirigente soviético, Iósiv Stalin, que ya se habían reunido en Teherán dos años antes, expusieron por primera vez sus planes para crear tras la guerra un organismo internacional con el objetivo de preservar la paz. Sin embargo, Roosevelt no pudo asistir al final de la guerra ni a la creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Falleció el 12 de abril de 1945, en la localidad de Warm Springs (Georgia), y fue sucedido por su vicepresidente, Harry S. Truman.


Winston Churchill

Winston Churchill (1874-1965), político y escritor británico, primer ministro (1940-1945; 1951-1955) y premio Nobel de Literatura, una de las figuras más importantes del siglo XX, no sólo en su país, conocido principalmente por el valor transmitido en su primer mandato gubernamental durante la II Guerra Mundial.
Nacido el 30 de noviembre de 1874 en el palacio de Blenheim (condado de Oxford), era el hijo mayor del aristócrata y político conservador Randolph Henry Spencer Churchill y de la estadounidense Jennie Jerome. Se graduó en la Real Academia Militar de Sandhurst, pero, después de haber servido en la India y Sudán, en 1899 solicitó la excedencia en el arma de caballería para acudir como corresponsal a la Guerra Bóer. Se convirtió en héroe nacional al protagonizar una arriesgada fuga tras haber sido capturado. En 1900 resultó elegido diputado y perteneció al Partido Conservador hasta 1904, año en el que se unió al Partido Liberal. En 1908 fue nombrado ministro de Comercio en el gabinete liberal de Herbert Henry Asquith. Posteriormente ejerció el cargo de ministro del Interior (1910-1911) en el mismo gobierno y trabajó en estrecha colaboración con el ministro de Hacienda, David Lloyd George, para implantar determinadas reformas sociales. Como ministro de Marina (lord del Almirantazgo) desde 1911, llevó a cabo importantes cambios para modernizar la Armada.

La I Guerra Mundial y el periodo de entreguerras
El papel desempeñado por Churchill durante los primeros momentos de la I Guerra Mundial fue tan polémico que casi arruinó su carrera política. Los problemas en la Armada y su apoyo a la trágica campaña de Gallípoli (iniciada en abril de 1915), le obligaron a presentar su dimisión como ministro de Marina a finales de 1915. Pasó a servir entonces en el Ejército británico, con el grado de teniente coronel, en el frente francés. Volvió a formar parte del gabinete en 1917, cuando entró en el gobierno de coalición encabezado por Lloyd George, y hasta 1922 ocupó sucesivamente los ministerios de Municiones, de Guerra y de las Colonias. El fracaso electoral de Lloyd George y del Partido Liberal en 1922 dejó a Churchill fuera del Parlamento hasta 1924, cuando obtuvo el acta de diputado tras volver a unirse al Partido Conservador. Regresó al gobierno ese mismo año como ministro de Hacienda del gabinete conservador de Stanley Baldwin, función que desempeñó hasta 1929. En este periodo mostró su talante conservador al volver a introducir a Gran Bretaña en el sistema del patrón oro y condenar enérgicamente el papel de los sindicatos en la huelga general de 1926.
Durante los años de la Gran Depresión (1929-1939), no le fue ofrecido ningún cargo gubernamental. Baldwin y posteriormente Arthur Neville Chamberlain (primer ministro entre 1937 y 1940) no estuvieron de acuerdo con su oposición al establecimiento de un gobierno autónomo en la India ni con su apoyo al rey Eduardo VIII en su decisión de abdicar en 1936. Tanto su insistencia en la necesidad de rearmar el Ejército como su censura a la política de apaciguamiento seguida por Chamberlain respecto del dictador alemán Adolf Hitler y plasmada en el Pacto de Munich acordado en septiembre de 1938, levantaron ciertos recelos. Sin embargo, cuando Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania en septiembre de 1939, se apreció finalmente la visión de Churchill y la opinión pública empezó a reclamar su retorno al Ministerio de Marina, al cual volvió poco después.

Primer Ministro
Sucedió a Chamberlain como primer ministro el 10 de mayo de 1940. Durante los difíciles días de 1940, ya iniciada la II Guerra Mundial -evacuación de Dunkerque, caída de Francia en poder alemán y batalla de Inglaterra-, la combatividad de Churchill y sus enfervorizados discursos infundieron ánimo a los británicos para continuar la lucha. Alentó desde entonces a sus compatriotas a comportarse de manera que "si el Imperio Británico y la Commonwealth existen dentro de mil años, la humanidad siga diciendo: Éste fue su gran momento". Gracias a la fructífera colaboración con el presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt, consiguió la ayuda militar y el apoyo moral de Estados Unidos. Una vez que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y Estados Unidos entraron en la guerra en 1941, Churchill estableció estrechos lazos con los líderes de lo que él denominó la "Gran Alianza". El 14 de agosto de 1941 firmó con Roosevelt la denominada Carta del Atlántico. Viajó incesantemente durante los años que duró el conflicto para coordinar la estrategia militar. Asimismo, mantuvo importantes reuniones con Roosevelt y con el dirigente soviético Iósiv Stalin, entre las que destacan la Conferencia de Teherán (1943), pero especialmente la Conferencia de Yalta, celebrada en febrero de 1945, donde se configuró el mapa de la Europa de la posguerra. En 1945 era un personaje admirado en todo el mundo, con lo que su gran reputación camuflaba el hecho de que el papel militar desempeñado por Gran Bretaña durante la contienda hubiera acabado siendo secundario. No obstante, al hacer caso omiso de las demandas populares de reforma social durante la posguerra, Churchill fue derrotado por el Partido Laborista en las elecciones de ese año. En julio de 1945 asistió a las primeras reuniones de la Conferencia de Potsdam, pero fue sustituido en la representación británica por el nuevo primer ministro, Clement Richard Attlee.
Churchill criticó las reformas encaminadas a crear el Estado de bienestar realizadas por el gobierno laborista de su sucesor, Attlee, y que, de alguna forma, él mismo había ayudado a inspirar en su actividad ministerial desempeñada a comienzos de la década de 1910. También advirtió del peligro que representaba la expansión soviética en un famoso discurso, pronunciado en la localidad estadounidense de Fulton (Missouri) en 1946, donde creó la expresión telón de acero. Volvió a ser primer ministro desde 1951 hasta 1955, pero, en esta ocasión, tanto su edad como los problemas de salud le impidieron imprimir dinamismo a su mandato. Tras presentar su dimisión, se dedicó a la pintura y a la literatura durante sus últimos años. Falleció el 24 de enero de 1965, en Londres.
Churchill fue también un notable historiador. Entre sus obras más famosas se encuentran La II Guerra Mundial (6 volúmenes, 1948-1953), Historia de los pueblos de habla inglesa (4 volúmenes, 1956-1958) y, sobre todo, sus Memorias Churchill (6 volúmenes, 1948-1954). En 1953 recibió el Premio Nobel de Literatura y se le concedió el título de sir.
La desaparición de Churchill en 1965, al igual que la de la reina Victoria I en 1901, marcó el fin de una época de la historia británica. Nacido en el seno de una familia de la aristocracia victoriana, fue testigo y partícipe de la transformación del Imperio Británico en el Estado de bienestar, así como del declive de su país como potencia mundial. No obstante, su verdadero valor reside en que, gracias a su firme e inquebrantable coraje, consiguió guiar al pueblo británico y, con él, a las democracias occidentales, desde el abismo de la derrota contra el totalitarismo hasta la victoria final, en el mayor conflicto que el mundo había vivido.


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