La
Primera Guerra Mundial, también llamada la
Gran Guerra, se desarrolló entre el
28 de julio de
1914 y el
11 de noviembre de
1918. Involucró a todas las grandes
potencias del mundo, que se alinearon en dos bandos enfrentados: por un lado, los
Aliados de la
Triple Entente, y, por otro, las
Potencias Centrales de la
Triple Alianza.
En el transcurso del conflicto fueron movilizados más de 70 millones de militares, incluidos 60 millones de europeos,
[2] lo que lo convierte en una de las mayores guerras de la Historia. Murieron más de 9 millones de combatientes,
[3] muchos a causa de los avances tecnológicos de la industria armamentística, que hizo estragos contra una infantería que fue usada de forma masiva y temeraria.
El
asesinato del archiduque
Francisco Fernando de Austria, heredero del trono del
Imperio austro-húngaro, el
28 de junio de 1914 en
Sarajevo, fue el detonante inmediato de la guerra, pero las causas subyacentes jugaron un papel decisivo, esencialmente el
imperialismo de las políticas exteriores de grandes potencias europeas como el
Imperio Alemán, el Imperio austro-húngaro, el
Imperio Otomano, el
Imperio Ruso, el
Imperio Británico,
Francia e
Italia. El asesinato de Francisco Fernando por el nacionalista yugoslavo
Gavrilo Princip dio como resultado un
ultimátum de los Habsburgo al
Reino de Serbia. Las potencias europeas invocaron diversas alianzas formadas años y décadas atrás, por lo que sólo unas semanas después del magnicidio las grandes potencias estaban en guerra. A través de sus colonias, el conflicto pronto prendió por el mundo.
El 28 de julio, el conflicto dio comienzo con la
invasión de Serbia por Austria-Hungría, seguida de la invasión de
Bélgica,
Luxemburgo y Francia por el Imperio Alemán, y el ataque de Rusia contra Alemania. Tras el avance alemán en dirección a París se llegó a un alto, y el
Frente Occidental se estabilizó en una guerra estática de desgaste basada en una extensa red de
trincheras que apenas sufrió variaciones significativas hasta 1917. En el
frente oriental, el ejército ruso luchó satisfactoriamente contra Austria-Hungría, pero fue obligado a retirarse por el ejército alemán. Se abrieron frentes adicionales tras la entrada en la guerra del Imperio Otomano en 1914, Italia y
Bulgaria en 1915 y
Rumanía en 1916. El Imperio ruso
colapsó en 1917 debido a la
Revolución de Octubre, tras lo que dejó la guerra. Después de una ofensiva alemana a lo largo del Frente Occidental en 1918, las fuerzas de los
Estados Unidos entraron en las trincheras y los Aliados de la Triple Entente hicieron retroceder al ejército alemán en una serie de exitosas ofensivas. Tras la
Revolución de Noviembre de 1918 que forzó la abdicación del
Káiser, Alemania aceptó el
armisticio el día 11 del mismo mes.
Al final de la guerra, cuatro potencias imperiales (los Imperios Alemán, Ruso, Austro-Húngaro y Otomano) habían sido derrotados militar y políticamente y desaparecieron. Los dos primeros, el alemán y el ruso, perdieron una gran cantidad de territorios, y los otros dos, el austro-húngaro y el otomano, fueron completamente disueltos. El mapa de
Europa Central fue redibujado con nuevos y pequeños estados, y se creó la
Sociedad de Naciones con la esperanza de prevenir otro conflicto similar. Los
nacionalismos europeos espoleados por la guerra y la disolución de los imperios, las repercusiones de la derrota alemana y los problemas con el
Tratado de Versalles se consideran generalmente como factores del comienzo de la
Segunda Guerra Mundial.
La Paz Armada
A finales del
siglo XIX, el
Reino Unido dominaba el mundo tecnológico, financiero, económico y sobre todo político.
Alemania y
Estados Unidos le disputaban el predominio industrial y comercial. Durante la segunda mitad del
siglo XIX y los inicios del siglo XX se produjo el
reparto de África (a excepción de
Liberia y
Etiopía) y
Asia Meridional, así como el gradual aumento de la presencia europea en
China, un estado que para entonces se hallaba en franca decadencia.
Reino Unido y
Francia, las dos principales potencias coloniales, se enfrentaron en
1898 y
1899 en el denominado
incidente de Faschoda, en
Sudán, pero el rápido ascenso del
Imperio alemán hizo que los dos países se unieran a través de la
Entente cordiale.
Alemania, que solamente poseía colonias en
Camerún,
Namibia,
África Oriental, algunas islas del Pacífico (
Islas Salomón) y enclaves comerciales en
China, empezó a pretender más a medida que aumentaba su poderío militar y económico posterior a su
unificación en 1871. Una desacertada diplomacia fue aislando al Reich, que sólo podía contar con la alianza incondicional del
Imperio austrohúngaro. Por su parte, Estados Unidos y, en menor medida, el
Imperio ruso controlaban vastos territorios, unidos por largas líneas férreas (
ferrocarril Atlántico-Pacífico y
Transiberiano, respectivamente).
Francia deseaba la revancha de la derrota sufrida frente a Prusia en la
Guerra Franco-prusiana de
1870-
1871. Mientras París estaba asediada, los príncipes alemanes habían proclamado el Imperio (el llamado
Segundo Reich) en el
Palacio de Versalles, lo que significó una ofensa para los franceses. La III República perdió
Alsacia y
Lorena, que pasaron a ser parte del nuevo
Reich germánico. Su recuperación era ansiada por el presidente francés,
Poincaré, lorenés.
[4] En general, las generaciones francesas de finales del
siglo XIX, sobre todo el Ejército, crecieron con la idea de vengar la afrenta recuperando esos territorios. En
1914 sólo hubo un 1% de desertores en el ejército francés, en comparación con el 30% de
1870.
Mientras tanto, los
países de los Balcanes liberados del
Imperio otomano (el «
enfermo de Europa») fueron objeto de rivalidad entre las grandes potencias.
Turquía, que se hundía lentamente, no poseía en Europa —hacia 1914— más que
Estambul, la antigua
Constantinopla. Todos los jóvenes países nacidos de su descomposición (
Grecia,
Bulgaria,
Rumanía,
Serbia,
Montenegro y
Albania) buscaron expandirse a costa de sus vecinos, lo que llevó a dos conflictos entre 1910 y 1913, conocidos como
Guerras Balcánicas.
Impulsados por esta situación, los dos enemigos seculares del Imperio Otomano continuaron su política tradicional de avanzar hacia Estambul y los Estrechos. El
Imperio Austrohúngaro deseaba proseguir su expansión en el valle del
Danubio hasta el
mar Negro, sometiendo a los pueblos eslavos. El Imperio Ruso, que estaba ligado histórica y culturalmente a los
eslavos de los Balcanes, de confesión
ortodoxa —ya les había brindado su apoyo en el pasado— contaba con ellos como aliados naturales en su política de acceder a «puertos de aguas calientes».
Como resultado de estas tensiones, se crearon vastos sistemas de alianzas a partir de 1882:
A este período se le conoce como
Paz armada, ya que
Europa estaba destinando cuantiosas cantidades de recursos en armamentos
[5] y, sin embargo, no había guerra, aunque se sabía que ésta era inminente.
Detonante del conflicto
El evento detonante del conflicto fue el asesinato del archiduque
Francisco Fernando de Austria y su esposa,
Sofía Chotek, en
Sarajevo el
28 de junio de
1914 a manos del joven estudiante nacionalista serbio
Gavrilo Princip, miembro del grupo serbio "
Joven Bosnia", ligado al grupo nacionalista
Mano Negra, que apoyaba la unificación de Bosnia con Serbia. Francisco Fernando era el heredero de la corona austro-húngara después de la muerte de su primo,
Rodolfo de Habsburgo (en 1889) y de su padre
Carlos Luis de Austria (en 1896). Su asesinato precipitó la declaración de guerra de Austria contra Serbia que desencadenó la Primera Guerra Mundial.
Alianzas militares europeas en 1914.
El Imperio austrohúngaro exigió, con el apoyo del Imperio alemán, investigar el crimen en territorio serbio, ya que consideraba que la organización paneslavista
Mano Negra tenía conexión con los servicios secretos de ese país. El Imperio Austrohúngaro dio un ultimátum el
7 de julio a Serbia, la que con apoyo
ruso no aceptó todas las condiciones impuestas, en particular la participación de policías austríacos en investigaciones en territorio serbio.
Ante dicha negativa, el
28 de julio de 1914, Austria-Hungría declaró la guerra a Serbia. Acto seguido el
29 de julio Rusia ordenó la movilización general. En función de las alianzas militares, el
1 de agosto, Alemania le declaró la guerra a Rusia, al considerar la movilización como un acto de guerra contra Austria-Hungría. Ante esto, y en virtud, de la alianza militar
franco-rusa de
1894 Francia le declaró la guerra a Alemania el mismo día.
[6]
Guerra de movimientos
Alianzas militares europeas en 1915.
Verde:
Triple Entente (aliados)
Rojo:
Doble Alianza (Potencias Centrales)
Amarillo: Países no beligerantes.
En 1914, los europeos pensaban que la guerra sería corta. Pero los generales, que habían estudiado las
guerras napoleónicas, estaban equivocados en su enfoque inicial del enfrentamiento, basado en el uso masivo de la infantería. Respondiendo a la enorme eficacia de las armas (fusiles, armas automáticas y artillería pesada), las fortificaciones fueron reforzadas. La caballería sería inútil como medio para romper el frente.
Al comienzo de la guerra los dos bandos trataron de obtener una victoria rápida mediante ofensivas fulminantes. Los franceses agruparon sus tropas en la frontera con Alemania, entre
Nancy y
Belfort, divididas en cinco ejércitos. Previendo un ataque frontal en Lorena, organizaron el
Plan XVII. Los alemanes tenían un plan mucho más ambicioso. Contaban con la rapidez de un movimiento de contorno por Bélgica para sorprender a las tropas francesas y marchar hacia el este de
París (
Plan Schlieffen de
1905) y luego enfrentarse a las fuerzas enemigas y empujarlas hacia el
Jura y Suiza. Tan sólo ubicaron 2/7 de sus tropas sobre la frontera para resistir el ataque frontal en Alsacia-Lorena.
El comienzo del plan trascurrió perfectamente para el Reich. Sus tropas avanzaron sobre Bélgica el 4 de agosto, lo cual provocó la intervención inglesa. Posteriormente derrotaron al ejército francés en diversas batallas. Los franceses lanzaron simultáneamente el
Plan XVII, pero resultó un fracaso debido a las armas automáticas que frenaron cualquier asalto y a un repliegue prematuro de las tropas hacia sus líneas. Semanas después estaban ya ubicados en el
río Marne, donde chocaron con el
Cuerpo Británico y el ejército francés, quienes frenaron el avance alemán. La derrota germana frustró el plan original y acabó con las expectativas de una conflagración breve, marcando el abandono definitivo de los planes anteriores a la guerra. En ese momento comenzó la «carrera hacia el mar»: los dos Ejércitos marcharon hacia el Mar del Norte; ataques y contra-ataques se sucedieron. La contienda se desarrollaría en territorio francés y belga. Las tropas británicas no tardaron en intervenir en mayor número, junto a los restos del ejército belga.
Mientras tanto, Austria-Hungría fracasó en su intento de tomar
Belgrado, lo cual lograría después con ayuda alemana, en agosto del 1915. Rusia invadió
Prusia Oriental, pero los generales de estado mayor prusianos
Hindenburg y
Ludendorff los batirán contundentemente en
Tannenberg.
En el curso de
1915, dos nuevos países entraron en la guerra:
Italia del lado de los Aliados y
Bulgaria al lado de las potencias centrales, que con este apoyo derrotan y ocupan a Serbia. Desde el comienzo de la guerra, el
Vaticano y
Suiza intentaron infructuosamente sondeos por la paz.
Frente occidental
Soldados franceses en las trincheras, durante la batalla de Verdún, en 1916.
El 4 agosto de
1914, el ejército alemán abrió el
frente occidental invadiendo
Bélgica y
Luxemburgo, con un ataque a la ciudad de
Lieja. y luego obteniendo el control militar de regiones industriales importantes del oeste de
Francia, derrotando al ejército francés en la
batalla de Lorena, la
batalla de Charleroi (
21 de agosto) y en la batalla de
Maubeuge una semana más tarde. La fuerza del avance fue contenida drásticamente con la
Primera Batalla del Marne en septiembre de
1914, donde enfrentaron al Cuerpo Británico compuesto por 5 divisiones experimentadas y las tropas de reserva francesas. Los taxis de París ayudaron a trasladar a los efectivos ingleses al frente. El equilibrio de fuerzas y las nuevas armas facilitaron la defensa frente al ataque e impusieron la estabilización del frente. Ambos contendientes se atrincheraron en una línea sinuosa de
posiciones fortificadas que se extendía desde el
Mar del Norte hasta la frontera
suiza con Francia. Esta línea permaneció sin cambios sustanciales durante casi toda la guerra.
Un asalto presentaba tal desventaja frente al adversario que los ataques aliados fueron infructuosos y Alemania pudo resistir a pesar de combatir en dos frentes. En estos ataques se recurrió a bombardeos masivos de
artillería y al avance masivo de la
infantería. Sin embargo, la combinación de las trincheras, los nidos de
ametralladoras, el
alambre de espino y la
artillería infligían cuantiosas bajas a los atacantes y a los defensores en contraataque. Como resultado, no se conseguían avances significativos. Las condiciones sanitarias y humanas para los soldados eran muy crudas y las bajas elevadísimas.
Soldados británicos en las trincheras, durante la batalla del Somme, 1916.
En otoño de 1915 el general
Joseph Joffre intentó una ofensiva, con apoyo inglés, que concluyó en un gigantesco fracaso. Después de este éxito defensivo, a finales de año, el general
Von Falkenhayn, Jefe de Estado Mayor, propuso al
Kaiser su proyecto de atacar
Verdún. Plaza fuerte e impenetrable según la propaganda francesa, pero que estaba en posición delicada por no poseer un camino o vía férrea para su reavituallamiento. Los alemanes esperaban que su caída debilitaría la moral de los soldados franceses. El
21 de febrero de
1916, el ataque se inició con la artillería bombardeando violentamente las posiciones aliadas. Los alemanes avanzaron poco, pero las pérdidas francesas fueron enormes. El 25 de febrero, el General
Langle de Cary decidió abandonar la ciudad, pero el mando francés no estaba dispuesto a perder Verdún y nombró en su lugar a
Philippe Pétain, quien organizó una serie de violentos contraataques.
El
1 de julio, los británicos desataron una gran lucha paralela en la
Batalla del Somme, a fin de dividir las tropas alemanas y reducir la presión sobre Francia. Los alemanes retrocedieron escasos kilómetros, pero en orden. Al final, el frente casi no se modificó ni en Verdún ni en el Somme, pese a los centenares de miles de bajas.
En un esfuerzo por romper este callejón sin salida, este frente presenció la introducción de
nuevas tecnologías militares, incluyendo el
gas venenoso y los
tanques. Pero sólo tras la adopción de mejoras tácticas se recuperó cierto grado de movilidad.
A pesar del estancamiento de este frente, este escenario resultó decisivo. El avance inexorable de los ejércitos
aliados en 1918 convenció a los comandantes alemanes de que la derrota era inevitable, y el gobierno se vio obligado a negociar las condiciones de un armisticio.
Frente oriental
Prisioneros austríacos en manos rusas, en Karelia, 1915.
La estrategia de guerra alemana funcionó contra Rusia. El ejército ruso contaba con 8 millones de hombres en 1914, pero estaba compuesto principalmente por campesinos sin ninguna formación militar, mal armados y equipados. El mando ruso era también mediocre. Los dos ejércitos se enfrentaron en la
Batalla de Tannenberg (
Prusia Oriental) del 26 al
30 de agosto de
1914, y en la batalla de los
lagos Masurianos del 6 al
15 de septiembre de
1914. Los rusos sufrieron grandes derrotas en los dos casos y fueron obligados a replegarse. Los comandantes alemanes en esta exitosa campaña defensiva fueron
Paul von Hindenburg y
Erich Ludendorff.
Austria-Hungría, en cambio, no pudo repeler la invasión de
Galitzia. En junio de 1916 tiene éxito una ofensiva rusa dirigida por el
General Brusílov, que se interna en las líneas austrohúngaras. Regimientos enteros se pasaron a las filas rusas, demostrando la fragilidad del Imperio Austrohúngaro. Motivada por esta circunstancia,
Rumanía declara la guerra a los
Imperios Centrales, pero es fácilmente derrotada y ocupada por los alemanes, lo que compromete aún más la posición rusa. El Imperio de los
Romanov no volvería a intentar ninguna ofensiva de relevancia en el resto de la contienda.
Alemania pasó a la ofensiva y conquistó el
Golfo de Riga, destruyendo o capturando a buena parte de los contingentes rusos (
Alexéi Alexéievich Brusílov). El frente oriental estuvo en constante movimiento y no conoció la guerra de trincheras. La caballería jugó aún cierto papel en esta guerra de movimientos.
Otros frentes
Evolución de las alianzas en la Primera Guerra Mundial: *Verde oscuro:Aliados; *Verde Claro: Colonias y territorios Ocupados por los aliados; *Naranja: Imperios Centrales; *Naranja Claro: Colonias y territorios Ocupados por los Imperios Centrales; *Gris: Países y Territorios Neutrales.
Si bien los principales esfuerzos de los beligerantes se concentraron en los frentes occidental y oriental, la guerra se libró con mayor o menor intensidad en distintas partes del globo. Se combatió en los Balcanes, en los Dardanelos, en Oriente Medio, en el Cáucaso, en los Alpes italianos, en África, en Extremo Oriente, en el Pacífico y en el Atlántico.
Frente balcánico
Cañones serbios capturados por los austríacos.
En la región de los Balcanes, tuvieron lugar una serie de campañas militares entre las Potencias Centrales (Austria-Hungría, Alemania, el Imperio Otomano y Bulgaria) por un lado y los aliados (Serbia, Montenegro, Rusia, Francia, Reino Unido y más tarde Rumanía y Grecia), por otro. En este teatro de operaciones la guerra comenzó con la invasión austro-húngara a Serbia en 1914, que acabó con la conquista de Serbia y Montenegro a fines de 1915. Las fuerzas serbias fueron atacadas desde el norte y el este y se vieron obligadas a retirarse del país, sin embargo, el ejército serbio se mantuvo operativo, aunque emplazado en Grecia.
En el otoño de 1915, los aliados intentaron ir en ayuda de los serbios, por medio de una expedición franco-británica que se estableció en el puerto de Salónica, en Grecia. el plan aliado consistía en socorrer a los serbios desde el sur, abriendo un frente en
Macedonia. La expedición llegó demasiado tarde y con insuficiente fuerza para evitar la caída de Serbia, y se vio complicada por la crisis política interna en Grecia. No obstante, se logró mantener estable el frente macedonio, desde la costa albanesa al río
Estrimón, en Bulgaria, hasta 1918.
En 1916 Rumanía entra en guerra contra las Potencias Centrales, pero esta decisión resultó desastrosa para los rumanos. Poco después de la declaración de guerra rumana, una ofensiva combinada entre los alemanes, austro-húngaros, búlgaros y otomanos conquistó dos tercios del país en una rápida campaña que finalizó en diciembre de 1916. Sin embargo, los ejércitos ruso y rumano consiguieron estabilizar el frente y mantenerlo en Moldavia. En 1917, Grecia entró en la guerra del lado aliado, y en septiembre de 1918 se produjo la gran ofensiva aliada de una fuerza multinacional acantonada en el norte de Grecia, que dio lugar a la capitulación de Bulgaria y a la liberación de Serbia.
Frente del Oriente Medio
Artillería británica en Galípoli.
Los Aliados contaban con la debilidad del
Imperio Otomano para abrir una vía directa y apoyar a sus aliados rusos. La campaña de los
Dardanelos fue iniciada por los ingleses, a sugerencia de
Winston Churchill, para controlar el estrecho de los Dardanelos, lo que permitiría a Francia y al Imperio Británico revitalizar a Rusia, neutralizar al Imperio Otomano y encerrar a los imperios centrales. El ambicioso proyecto comenzó con el despliegue de una imponente flota inglesa y el desembarco de tropas en
Galípoli, pero los otomanos, mandados por
Mustafa Kemal Atatürk, se defendieron con una eficacia inesperada. Los aliados no consiguieron penetrar en el Imperio Otomano y fracasaron en las sucesivas ofensivas. La operación fue un sangriento desastre, convirtiéndose en una nueva batalla de trincheras (para colmo, esta vez con el mar a espaldas de los Aliados). Después de unos meses de inútiles tentativas, el mando inglés decidió evacuar Galípoli y dirigir su cuerpo expedicionario a
Salónica,
Grecia. Este ejército sostendría enseguida a los serbios que no se rindieron. Ante todo, se mantuvo a la espera de nuevas oportunidades, como convencer a
Grecia de entrar en la guerra.
Durante todo el conflicto, los británicos fomentaron el sublevamiento de las tribus árabes para perturbar a los otomanos. En esta misión destacó el célebre oficial
T. E. Lawrence,
Lawrence de Arabia. La
Declaración Balfour propuso el establecimiento de un Estado judío en
Palestina, para motivar a los judíos estadounidenses a que apoyaran el ingreso de ese país en la guerra. En 1916 los británicos atacaron Palestina, cuyo control mantendrían hasta
1948.
Frente Italiano
Tropas italianas atrincheradas en el río Isonzo.
En 1915, Italia se une a los Aliados y ataca a Austria. Sin embargo, una larga serie de ofensivas sobre el
río Isonzo fracasa. En 1917, son los austro-húngaros, reforzados por tropas alemanas, los que baten duramente a los italianos en
Caporetto. Este desastre casi saca a Italia de la guerra, pero el frente se estabiliza sobre el
río Piave.
La guerra en África
En África, británicos y franceses atacaron desde todos los frentes a las colonias alemanas, rodeadas por sus posesiones. Las fuerzas germanas en
Togolandia y
Camerún se rindieron rápidamente a las tropas anglo-francesas, mientras que la colonia de
África del Sudoeste Alemana fue invadida por el ejército
sudafricano y ocupada totalmente en
1915 (
véase:
Campaña de África del Sudoeste). Sólo la colonia de
Tanganica, bajo la dirección del general
Paul von Lettow-Vorbeck, resistió bajo dominio alemán hasta el final de la contienda.
La guerra en el Extremo Oriente y el Pacífico
Artillería japonesa durante el ataque a las fuerza alemanas de Tsing Tau, en 1914.
Tras el estallido de la guerra, el
Imperio Japonés envió un ultimátum a Alemania, solicitándole la evacuación de
Jiaozhou (noreste de
China). Alemania se negó a cumplirlo, por lo que Japón entró en la guerra del lado de los aliados el
23 de agosto de
1914. Las tropas japonesas ocuparon las posesiones alemanas en las
islas Carolinas y
Marianas. En 1915, Japón presentó las
Veintiuna exigencias a China que obligaban a China a no alquilar ni ceder ningún territorio frente a
Taiwán a ningún país, excepto a Japón. En 1919, China cedió los derechos comerciales de
Mongolia Interior y
Manchuria a Japón.
Mientras tanto, en el Pacífico también hubo movimientos aunque no batallas de importancia. Las tropas
australianas estacionadas en
Papúa ocuparon sin problemas la
Nueva Guinea Alemana, mientras que
Japón y
Nueva Zelanda dirigieron ataques contra las bases alemanas en las
Islas Marianas. El puerto chino de
Qingdao, principal base alemana en
Extremo Oriente, fue ocupado por los japoneses.
Como resultado del acuerdo de paz de la guerra mundial, Japón recibió las islas del
Pacífico que había ocupado.
La guerra en el mar
La guerra naval en la Primera Guerra Mundial se caracterizó por los esfuerzos de las potencias Aliadas, especialmente Gran Bretaña, de imponer un bloqueo marítimo a los Imperios Centrales, utilizando sus grandes flotas navales; y por los esfuerzos de los Imperios Centrales de romper el bloqueo o establecer un bloqueo efectivo del Reino Unido y Francia. Los alemanes, que contaban con una importante flota de
submarinos, intentaron imponer un bloqueo completo al Reino Unido y Francia, interceptar el apoyo de sus colonias y romper las rutas de aprovisionamiento entre
América (carne de
Argentina, armamento estadounidense) y Europa.
El
Mar del Norte y el
Canal de la Mancha fueron los principales teatros de operaciones de la guerra en el mar. En ellos se enfrentaron la
Gran Flota británica y la
Flota de Alta Mar alemana, que protagonizaron tres grandes batallas. En agosto de 1914 se encontraron en la batalla de
Heligoland, en enero de 1915 en la batalla del
Banco Dogger, ambas a favor del
Reino Unido. A mediados de 1916 ambas flotas se encontraron en pleno frente a la península de
Jutlandia. En la
Batalla de Jutlandia los alemanes, dirigidos por los almirantes
Reinhard Scheer y
Franz von Hipper, tenían como objetivo impedir el abastecimiento británico desde
Noruega. La batalla comenzó el
31 de mayo, y fue el mayor combate naval registrado durante la guerra. No hubo un total ganador, ya que la
Marina Real Británica, bajo mando de los almirantes
John Jellicoe y
David Beatty, perdió más hombres y naves, pero los alemanes no pudieron romper el bloqueo y tuvieron más buques dañados.
[7]
Además la guerra en el mar se disputó en otros escenarios. En el
Atlántico la actividad alemana se caracterizó por la guerra submarina. En el Mediterráneo, las flotas aliadas (británica, francesa e
italiana) se enfrentaron a la
Armada Austro-Húngara en el
Adriático, siendo el mayor enfrentamiento la batalla del
canal de Otranto en 1917;
[8] y a la Armada Otomana durante la campaña de los Dardanelos. En el Océano Pacífico se enfrentaron el Escuadrón Alemán del Lejano Oriente, comandado por el almirante
Graf von Spee, con el 4° Escuadrón de la
Real Marina Británica, la Real Marina Australiana y algunas unidades de la Marina Imperial Rusa y de la Armada Francesa. Las principales batallas de este teatro de operaciones fueron la batalla de
Coronel y la batalla de las
Malvinas.
El epílogo a la contienda naval, lo puso el
hundimiento de la flota alemana bajo el mando de
Ludwig von Reuter por sus propios tripulantes mientras se encontraba internada en
Scapa Flow, para evitar que la
Flota de Alta Mar fuera repartida entre los aliados.
Telegrama Zimmermann
El 16 de enero de 1917, el ministro alemán del Exterior,
Arthur Zimmermann, envió un telegrama al embajador en México,
Heinrich von Eckardt, con indicaciones precisas para convencer a
Venustiano Carranza, de que
México entrase a la guerra del lado de los
Imperios Centrales. El telegrama prometía a México la restitución de los territorios perdidos por el
Tratado de Guadalupe-Hidalgo. Dicho telegrama también sugería que el presidente Carranza se comunicase con
Tokio para llegar a un acuerdo que hiciera que el
Imperio japonés se pasase a lado alemán. El telegrama fue interceptado por fuerzas de inteligencia británicas, lo que provocó la entrada de
Estados Unidos a la guerra. Carranza no aceptó la oferta, puesto que
México acababa de enfrentar la
Revolución mexicana y no se encontraba en condiciones económicas adecuadas. Además, el mandatario se encontraba preocupado por la
Expedición Punitiva.
México no sólo no entró a la guerra, sino que envió a
Francisco León de la Barra como alto comisionado mexicano de la
Paz.
1917: el viraje de la guerra
Soldados de Estados Unidos durante la batalla de St. Mihiel, en Francia.
En
1917, el Estado Mayor alemán tomó la decisión de aguantar a los Aliados en el Oeste y hundir de una vez a las desalentadas tropas zaristas, luego de la victoria táctica de los británicos en
Arras. Los franceses, tras el fracaso total de su ofensiva de
Chemin des Dames, no son capaces de lanzar ninguna otra ofensiva, limitándose a resistir. El 7 de junio los británicos lanzan una ofensiva en
Flandes, sin embargo, no consiguen romper el frente. El conflicto se estanca y el desaliento cunde en la retaguardia. La población civil padece restricciones, sobre todo en Alemania, bloqueada por los aliados.
En abril de 1917 los
Estados Unidos le declararon la guerra a los imperios centrales, lo que le dio a la contienda el carácter mundial. No obstante, sus efectos no se sentirían sino hasta 1918. El hecho que motivó el ingreso de Estados Unidos en la guerra, fue el hundimiento del
Lusitania (hundido el 7 de Mayo de 1915), donde murieron 123 estadounidenses, por un submarino alemán. Este hecho provocó una viva reacción en Estados Unidos, que se preparó para entrar oficialmente en guerra al lado de los aliados.
En febrero de 1917 en Rusia estalla la
Revolución Rusa, la cual obligó a abdicar al Zar Nicolás II, quedando el país bajo el mando de
Aleksandr Kérenski, quien continuó en guerra contra Alemania. Sin embargo en octubre estallaría la
revolución bolchevique, que depuso al gobierno de Kérenski. Este clima de inestabilidad permitió a los alemanes avanzar considerablemente en Rusia.
Tropas revolucionarias en marzo de 1917.
Los
bolcheviques tomaron el control total y firmaron el armisticio con los imperios centrales en el mes de
diciembre, después de la
Paz de Brest-Litovsk (negociada por
León Trotsky) en marzo de
1918. Para obtener esta paz consintieron enormes sacrificios económicos y territoriales. Además, Alemania ocupó
Polonia,
Ucrania,
Finlandia, los
países bálticos y parte de
Bielorrusia. El Reich aprovechó esta victoria para enviar casi todo su ejército oriental al frente occidental e intentar obtener una victoria rápida antes de la llegada masiva de los estadounidenses. Era su baza definitiva, ya que Austria-Hungría, Bulgaria y el Imperio Otomano daban muestras de desaliento ante las mayores reservas financieras y de hombres de los Aliados.
Finalmente el 17 de julio de 1918 el
Zar Nicolás II fue asesinado con toda su familia en
Ekaterimburgo, por temor a que el avance de la
Legión Checoslovaca hacia la ciudad, pudiera liberar al Zar. La revolución rusa, en particular luego del tratado de Brest-Litovsk, dio paso a una
guerra civil, que se extendió hasta 1923, provocada por el levantamiento de grupos anti bolcheviques dentro y fuera de Rusia, que se organizaron para actuar contra el nuevo régimen.
Fin de la guerra
Cementerio cerca de
Verdún. El monumento al fondo contiene restos sin identificar de miles de soldados alemanes y franceses.
Reforzados por las tropas provenientes del frente este, los alemanes ponen todas sus fuerzas en su última ofensiva, nombrada por el General de
Infantería Erich Ludendorff como
Kaiserschlacht (nombre clave
Michael), a partir de marzo de 1918, sobre el
río Somme, en
Flandes y en
Champagne. Esta comenzó el 21 de marzo y se extendió hasta el 5 de abril, aunque con el final de esta los alemanes continuaron con una serie de cuatro ofensivas hasta el 17 de junio. Pero, mal alimentadas y cansadas, las tropas alemanas no pudieron resistir la contraofensiva de
Foch y fallan frente al objetivo final: París, quedando a 120 km de la capital gala. El General Foch comanda sus tropas francesas y estadounidenses hacia la victoria, en la
segunda batalla del Marne. Los primeros tanques británicos entraron en combate y la superioridad aérea aliada era evidente.
Es el principio del fin para los
Imperios Centrales. En los Balcanes, las tropas francesas atacan las líneas búlgaras en
Macedonia. Después de pocos días de lucha,
Bulgaria comprende que no puede hacerles frente y pide el armisticio. El
Imperio otomano está al límite de sus fuerzas y no puede contener a los británicos que han tomado ya
Jerusalén y
Bagdad y avanzan hacia
Anatolia; la derrota búlgara no hace sino empeorar las cosas. Franceses y británicos ocupan el Oriente Próximo e Irak y el Imperio Otomano también se rinde.
El duelo entre italianos y austríacos está asimismo por resolverse. El
General Díaz se ve presionado por su gobierno, que necesita de una victoria en el frente alpino para poder negociar. Los italianos derrotan a Austria-Hungría en
Vittorio Veneto. Este hecho se suma al descalabro del ejército imperial en los Balcanes, y la
monarquía de los
Habsburgo se hunde.
El
Reich está en una situación desesperada: se ha quedado sin aliados, su población civil sufre draconianas restricciones, su ejército está al límite, sin reservas y desmoralizado.
Ludendorff y
Hindenburg son partidarios de la capitulación inmediata, pues creen que el frente se derrumbará en cualquier momento. En efecto, tropas estadounidenses de repuesto no paran de desembarcar e incluso Italia se prepara para enviar un contingente a
Francia. El 8 de agosto un ataque aliado cerca de
Amiens tiene éxito y rompe el frente alemán; los aliados penetran en Bélgica. El Alto Mando pide al brazo político iniciar inmediatamente negociaciones de paz. Cunde la convicción de que la guerra está perdida. Wilson proclama que
Estados Unidos sólo negociará con un gobierno alemán democrático. Los
Hohenzollern tienen los días contados. Tras una
revolución obrera en Berlín, el
Káiser huye a
Holanda. El gobierno de la nueva República alemana firma el
armisticio de Rethondes el
11 de noviembre de 1918. La guerra termina con la victoria de los Aliados.
Tratados de paz
Tras el conflicto, se firmaron varios tratados de paz por separado entre cada uno de los vencidos y todos los vencedores, con excepción de Rusia, que había abandonado la guerra en 1917. Al conjunto de estos tratados se le conoce como
La Paz de París (1919-1920).
Versalles: Firmado el
28 de junio de 1919 entre los aliados y Alemania. El antiguo territorio del Imperio alemán fue cortado en dos por el
Corredor polaco, desmilitarizado, confiscadas sus colonias, supervisado, condenado a pagar enormes compensaciones y tratado como responsable del conflicto. Este tratado produjo gran amargura entre los alemanes y fue la semilla inicial para el
próximo conflicto mundial. Con este tratado también fue creada la
Sociedad de Naciones.
Saint-Germain-en-Laye: Firmado el
10 de septiembre de 1919 entre los aliados y Austria-Hungría. En este tratado se establecía el desmembramiento de la antigua monarquía de los Habsburgo, el Imperio Austrohúngaro, y Austria quedó limitada a algunas zonas en las que se hablaba solamente el alemán.
Sèvres: Firmado el
10 de agosto de 1920 entre el Imperio Otomano y los aliados (a excepción de Rusia y Estados Unidos). El Tratado dejaba a los otomanos sin la mayor parte de sus antiguas posesiones, limitando sus territorios a Constantinopla y parte de
Asia Menor.
Trianon: Acuerdo impuesto a Hungría el 4 de junio de 1920 por los aliados, en el que se dictaminó la entrega de territorios a Checoslovaquia, Rumania y Yugoslavia.
Neuilly: Firmado el 27 de noviembre de 1919 en Neuilly-sur-Seine (Francia) entre Bulgaria y las potencias vencedoras. De acuerdo con lo estipulado en el tratado, Bulgaria reconocía el nuevo
Reino de Yugoslavia, pagaba 400 millones de dólares en concepto de indemnización y reducía su ejército a 20.000 efectivos. Además, perdía una franja de terreno occidental en favor de Yugoslavia y cedía
Tracia occidental a Grecia, por lo que quedaba sin acceso al
Mar Egeo.
Aspectos económicos
La primera guerra mundial fue la primera que exigió a los gobiernos intervenir en la economía para lograr resolver cuestiones de envergadura relacionadas con la disponibilidad de los
factores de producción y la necesidad de distribuirlos en un escenario caracterizado por deudas crecientes y diversificadas y por restricciones a la
importación.
Producción: El accionar del
Estado en relación a los procesos productivos se limitó al control de los mismos sin afectar los principios de la libre empresa. El principal problema para la producción fue el factor trabajo ya que la mano de obra estaba en reclutamiento. En consecuencia, las potencias en guerra recurrieron al
trabajo femenino. En el
sector agrario se incentivó la producción por todos los medios. Por ejemplo, Alemania obligó a cultivar las tierras comunales e Inglaterra estableció multas al terreno baldío. La producción industrial también experimento un importante crecimiento sobre todo la industria metalúrgica para la fabricación de armamento y la textil para la confección de uniformes.
Distribución e intercambios: Los problemas de distribución de
materias primas y
alimentos se fueron agudizando a medida que transcurría la guerra. Los bloqueos comerciales por parte de ambos bandos obligaron a cambiar las rutas de
comercio con un correspondiente aumento de los fletas. A su vez, una
economía de guerra obligó a las autoridades a fijar cupos de importación, fijar precios y crear organismos de distribución de alimentos. Hasta Inglaterra, quien había mantenido el
libre comercio durante la
crisis de 1873, debió realizar medidas proteccionistas como derechos arancelarios. Por otro lado, los problemas de
transporte interno fueron serios, por ejemplo, el Estado alemán subordinó a las empresas ferroviarias para organizar la circulación.
Financiamiento: El conflicto armado significó para los Estados involucrados en él un aumento del
gasto público lo que provocaba
inflación. Las posibilidades de financiamiento de la guerra eran tres: emitir moneda, recaudar más impuestos y a través de empréstitos internos. Una cuarta opción era la
financiación externa en el caso de Gran Bretaña y sus aliados. Alemania tenía la idea de que al final de una guerra victoriosa, los vencidos pagarían los costos. Por eso, en su mayoría, recurrió a empréstitos internos para financiarse. Francia compartía la misma noción de Alemania y pensaba que los vencidos pagarían los costos de guerra. Recurrió en gran medida al crédito exterior, emisión de bonos y empréstitos de guerra. Inglaterra por su parte, logró la autorización para emitir moneda de los límites establecidos por ley; aunque la mayor financiación la obtuvo a partir de reformas impositivas. Con respecto a la financiación exterior, Gran Bretaña inicialmente era el banquero de sus aliados debido a su posición privilegiada. A medida que avanzó el conflicto, encontró cada vez más dificultades para desempeñar ese papel por lo que empezó a recibir dinero de Estados Unidos. En consecuencia, el papel de gran acreedor pasó en manos de EE.UU.
Empresas: Las empresas beneficiadas con la guerra fueron una serie de nuevas industrias que proveían bienes y servicios al
ejército. El crecimiento de la
demanda bélica favoreció a su vez el perfeccionamiento de las técnicas de
organización científica del trabajo, concentrándose el fenómeno de estandarización. A partir de ella, la fabricación de un gran número de artículos se redujo a un corto número de tipos normalizados para ser producidos en serie. Por otro lado, la guerra modificó de manera profunda las relaciones entre
gobierno,
ciencia e
industria. El Estado asumió la responsabilidad directa en la orientación de la actividad científica y la aplicación de esta en la industria. La guerra constituyó una etapa más en el proceso de concentración económica. La posición privilegiada que ostentaban las grandes empresas ya antes del conflicto les permitió ser beneficiarias preferenciales de los contratos estatales destinados al aprovisionamiento de las tropas, así también como créditos más baratos.
El resto del mundo: La guerra fue un importante factor en la expansión económica de algunos países situados fuera del escenario principal de los acontecimientos. Se abrieron perspectivas de
exportación para cubrir una demanda distorsionada que permitía vender a precios altos, alimentos, materias primas, y productos industriales. Estados Unidos, al ser el único país industrializado fuera de Europa, abasteció la demanda de los que peleaban, de los países que antes compraban a Europa y de sus propias necesidades desde que entró en guerra en 1917. En
América Latina, la guerra favoreció la expansión de la exportación de materias primas y alimentos que constituían la base de su participación en el mercado mundial. Por otro lado, el vacío generado por el retiro de
capitales británicos en la región, permitió la posición de capitales privados norteamericanos.
Japón, si bien estaba en guerra, su participación fue escasa, por lo que la actividad económica apenas se vio afectada. La base de la expansión japonesa fue la exportación de productos industriales hacia los mercados asiáticos abandonados por los europeos.
Consecuencias
Lucharon 65,8 millones de soldados, de los que murieron más de 1 de cada 8, un promedio de 6.046 hombres muertos cada día de los cuatro años que duró.
[9] A consecuencia de esta guerra cayeron cuatro imperios -el alemán, el austrohúngaro, el ruso y el otomano- y tres grandes dinastías, los
Hohenzollern, los
Habsburgo y los
Romanov. Confirmaba el final del
Absolutismo Monárquico en Europa. Se calcula que la guerra produjo aproximadamente ocho millones de muertos y seis millones de inválidos. Francia fue el país más afectado proporcionalmente: 1,4 millones de muertos y desaparecidos, equivalentes a un 10% de la población activa masculina, acompañado por un déficit de nacimientos. El estancamiento demográfico francés se prolongó, con un envejecimiento de la población que sólo logró crecer con la inmigración. El norte francés estaba en ruinas: casas, puentes, vías férreas, fábricas, etc.
En el plano político, cuatro imperios autoritarios se derrumbaron, lo que transformó profundamente el mapa de Europa, rediseñado por el tratado de paz de
1919:
Nuevo equilibrio político mundial. Aunque las colonias suministraron víveres, materias primas y combatientes a sus metrópolis, tras la guerra los pueblos coloniales empezaron a cuestionar sus lazos con la metrópoli y reclamaron una mejora de su situación. Esto, sumado al progreso del nacionalismo en el seno de las colonias, constituirían el proceso de descolonización que iniciaría tras la Guerra y que concluiría con la independencia de varios Estados actuales, luego de la Segunda Guerra Mundial. A este primer declive de la influencia de Europa en las colonias, se sumó la expansión de Estados Unidos, el mayor beneficiado de la guerra junto con Japón, que reconsideraría su aislamiento de los asuntos mundiales, y que junto con el Imperio Japonés tendrían un lugar destacado en la escena internacional.
Transformación social. Las diferencias sociales se acentuaron con el enriquecimiento de los mercaderes de armas y el empobrecimiento de los pequeños ahorradores, los retirados y los asalariados afectados por la
inflación. Las mujeres adquirieron un nuevo lugar en la sociedad y se volvieron indispensables durante toda la guerra, en el campo, las fábricas, las oficinas, las escuelas (para compensar la marcha de numerosos profesores). El
feminismo progresaba, el derecho a voto fue acordado en Gran Bretaña, Alemania, Estados Unidos, Turquía y Rusia, pero no en Francia. Los cambios sociales estarán estrechamente ligados a la lucha política que emprenderán el Liberalismo, el Comunismo, y el Fascismo a lo largo del siglo XX.
Tanque de la Primera Guerra Mundial.
Consecuencias tecnológicas. La contienda reveló la maquinaria de terror paradójicamente surgida de los avances y progreso de la ciencia y la tecnología. El intenso desarrollo de los instrumentos y técnicas de guerra (vgr. Fusiles de repetición, ametralladoras,
gases venenosos dando origen a la guerra biológica y química, vehículos de combate,
dirigibles, primeros aviones de guerra, y acorazados de acero) modificarían la ciencia militar cuyas prácticas datan de varios siglos atrás de conflictos humanos. La artillería multiplicó los calibres, aumentó el alcance y mejoró los métodos de corrección. El transporte motorizado se generalizó y volvió obsoleta la artillería impulsada por personas o animales de tiro; el caballo dejó de ser útil como instrumento militar. Igualmente supuso cambios en la estrategia militar donde en adelante sería necesario el sigilo y el escondite de las tropas para poder combatir, modificando la vestimenta de los soldados con tal fin.
También se revelaría el grave daño que padecería la población civil producto de los bombardeos a las ciudades y otros daños colaterales; la población civil y no beligerante se transformarías en nuevas víctimas visibles y objetivos militares de la nueva forma de hacer la guerra que reveló la Primera Guerra Mundial, producto de la masificación de los ataques no convencionales por un armamento mucho más destructivo y de mayor alcance.
Consecuencias políticas en Alemania. Los cinco tratados tras la guerra, principalmente el suscrito en
Versalles, ocasionaron un ambiente de opresión hacia los vencidos. La nueva Alemania republicana sufrió las consecuencias del
Imperio Alemán y su economía fue explotada por los vencedores. Así surgieron tesis tanto izquierdistas como derechistas para acabar con esta situación. Los golpes contra el sistema comenzaron cuando, en
1921, milicias comunistas se levantaron en
Múnich. La revuelta fue sofocada.
Adolf Hitler culpaba a los marxistas alemanes de la rendición alemana, alegando como pruebas la
constitución progresista de Weimar y el armisticio a continuación. Cuando Hitler aún seguía en las trincheras, los militares alemanes convencían a la población civil de que la guerra podía ser ganada, mientras que confesaban a los políticos que la rendición era ineludible. Pero Hitler sostuvo esta tesis en el
Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores y, con ella, dirigió el denominado
Putsch de Múnich de
1923 contra la sede del gobierno. El golpe militar fue aplastado y Hitler recluido en prisión durante ocho meses. Sin embargo, en enero de
1933 Hitler fue nombrado canciller por el presidente
Paul von Hindenburg y el
14 de octubre de
1933 triunfó en las elecciones, por lo que llegó al
parlamento alemán.
Balance de las víctimas mortales
Aliados | Potencias centrales |
| Soldados | Civiles | Total | | Soldados | Civiles | Total |
Imperio ruso | 1.700.000 | 10.000.000 | 11.700.000 | Imperio alemán | 1.773.700 | 760.000 | 1.853.700 |
Francia | 1.200.000 | 40.000 | 1.240.000 | Imperio austrohúngaro | 1.200.000 | 300.000 | 1.500.000 |
Reino Unido | 715.000 | 31.000 | 736.000 | Imperio Otomano | 325.000 | 1.000.000 | 1.325.000 |
Reino de Serbia | 45.000 | 650.000 | 695.000 | Reino de Bulgaria | 87.500 | 275.000 | 362.500 |
Reino de Italia | 650.000 | | 650.000 | Total | 3.386.200 | 2.336.000 | 5.722.200 |
Reino de Rumania | 335.706 | 275.000 | 510.706 |
Reino de Grecia | 5.000 | 132.000 | 137.000 |
Colonias francesas | 114.000 | | 114.000 |
Australia | 60.000 | | 60.000 |
Canadá | 55.000 | | 55.000 |
Estados Unidos | 50.600 | | 50.600 |
Reino de Bélgica | 13.716 | 30.000 | 43.716 |
India brítanica | 25.000 | | 25.000 |
Nueva Zelanda | 16.000 | | 16.000 |
Portugal | 7.234 | | 7.234 |
Sudáfrica | 7.000 | | 7.000 |
Japón | 300 | | 300 |
Total | 4.993.556 | 11.158.000 | 16.151.556 |
Testimonios, literatura y filmografía
En sus
Memorias de mi vida el mariscal
Paul von Hindenburg considera que Alemania no perdió la guerra por causas militares. En 2001 se publicó la biografía de
Mata Hari de
Russell Warren Howe.
Roger Vercel publicó una famosa serie de novelas sobre el
Capitán Conan que dio lugar a la película homónima de
Bertrand Tavernier; también fue llevada al cine
El pabellón de los oficiales de
Marc Dugain por
François Dupeyron. Han tratado el tema
Derek Robinson,
Alexander Fullerton y
Anne Perry.
Jan Morris elaboró una biografía del almirante Fisher,
Peter Kilduff una nueva del
Barón Rojo; hay ensayos sobre la guerra aérea (
Aces falling, de
Peter Hart, o
On a wing and a prayer de
Joshua Levine. En
Tolkien and the Great War (Harper Collins, 2003) se rastrea en las imágenes que vio
el autor en las trincheras los paisajes desolados de
Mordor (la salvación de
Minas Tirith por un
ejército de muertos la habría inspirado un texto de
Sassoon).
Muchos poetas ingleses escribieron sobre esta traumática experiencia.
Her Privates We, de
Frederic Manning, fue aplaudida por
Hemingway,
T. S. Eliot y
T. E. Lawrence.
La marcha Radetzky, de
Joseph Roth, retrata el fin del imperio austrohúngaro; satírica es la visión del clásico checo
Las aventuras del buen soldado Svejk, de
Jaroslav Hašek. Son clásicos del
pacifismo Sin novedad en el frente, de
Erich María Remarque y
Johnny cogió su fusil, de
Dalton Trumbo; también es clásica
Adiós a las armas, de
Hemingway y
El final del desfile de
Ford Madox Ford.
Otros grandes clásicos imprescindibles del conflicto son
Adiós a todo eso, memorias de
Robert Graves (Muchnik, 2000);
Los Siete Pilares de la Sabiduría de
T. H. Lawrence,
Tempestades de acero, de
Ernst Jünger y
El miedo, de
Gabriel Chevallier (1895-1969).
En el cine destacan
Senderos de gloria, de
Stanley Kubrick, basada en una novela de
Humphrey Cobb inspirada en hechos reales;
La gran ilusión, de
Jean Renoir;
Sargento York, de
Howard Hawks;
Sin novedad en el frente en su varias versiones;
Rey y patria, de
Joseph Losey;
El gran desfile, de
King Vidor;
Gallipoli, de
Peter Weir;
Capitán Conan,
El pabellón de los oficiales y
Lawrence de Arabia. La última película realizada sería
Caballo de batalla (War Horse) de
Steven Spielberg, basada en la novela homónima de Michael Morpugo. En cuanto a filmes sobre aviación, están desde
Alas o
Águilas azules y
Fly boys (2006).
Véase también
Referencias
- ↑ a b Evans, David. Teach yourself, the First World War, Hodder Arnold, 2004, p. 188.
- ↑ Bade, Klaus J.; Brown, Allison (2003). Migration in European History. Blackwell. pp. 167. ISBN 0631189394.
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- ↑ Ludwig, Emil (1964) (en español, traducido de la edición alemana de 1929). 1914: el estallido de la Gran Guerra. ISBN 978-84-261-0177-8.
- ↑ Manuel Burgos, José Calvo, Manuel Jaramillo y Santiago Martín. «Los orígenes». Historia 4º de ESO. Sevilla: ANAYA. pág.186.
- ↑ The causes of the World War One
- ↑ Battles: The battle of Jutland, 1916
- ↑ Battles: The battle of the Otranto Straits, 1917
- ↑ Nial Ferguson, The pity of war. Penguin, 1999
Bibliografía
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- Jesús Hernández Martínez, Todo lo que debe saber sobre la I Guerra Mundial (Nowtilus, 2007). ISBN 978-84-9763-413-7
- Sebastian Haffner Los siete pecados capitales del imperio alemán en la Primera Guerra Mundial (Destino, 2006).
- Georges Blond, La batalla de Verdún, (Inédita, 2008).
- Ken Follett, La caída de los gigantes.
Enlaces externos